Portugal en la Reconquista

Cuadro sietecentista de la batalla de Ourique.

La participación de Portugal en la Reconquista empezó con la fundación del condado portucalense en 868 y continuó con avances y retiradas hasta 1249, cuando fueron tomadas las últimas ciudades aún bajo poder musulmán en el Algarve. Portugal debe su origen y su actual configuración geográfica a este largo proceso.

Las fases iniciales de la Reconquista en Portugal estuvieron marcadas por la participación de la alta nobleza, en el norte, pero a medida que la frontera se fue desplazando hacia el sur, la iniciativa de las conquistas pasó a la media y baja nobleza, las milicias concejales y los caballeros villanos, más dispuestos a ausentarse de campañas prolongadas. La tercera y última fase del esfuerzo bélico portugués, en el Alentejo y el Algarve, dependió en gran medida de las órdenes militares, es decir, los santiaguistas y los templarios, pero también los caballeros de Calatrava y los hospitalarios. La Reconquista portuguesa contó en varias ocasiones con la participación de cruzados del norte de Europa, que pasaron por las costas portuguesas de camino a Tierra Santa, como ingleses, franceses, flamencos, normandos, daneses y alemanes en 1142, 1154, 1189 y 1217, destacándose la conquista de Lisboa, en 1147, de entre las acciones en las que participaron. Muchos se establecieron en Portugal por invitación del rey Alfonso I de Portugal o de su hijo, Sancho I.

Si bien el Conde de Portucale fue un importante vasallo de León, en el momento de la independencia de Portugal, la economía portuguesa se caracterizaba por un cierto escaso desarrollo, no existiendo casa de moneda en el país.[1]​ Tomar presas en la batalla o extraer tributos constituía importantes fuentes de ingresos, pero sólo de forma impredecible.[1]​ Las exigencias de la guerra o de la defensa del territorio motivaron su asentamiento y desarrollo, que a su vez proporcionó los medios necesarios para continuar la expansión del mismo. Las órdenes religiosas fueron pioneras en el desarrollo de la agricultura, concretamente los cistercienses, cuyas granjas explotadas por cohermanos permitieron realizar trabajos agrícolas y ganaderos con una sofisticación y una escala nunca antes vistas en Portugal.[1]​ Órdenes militares posteriores adoptaron sistemas económicos de escala similar e introdujeron métodos de producción, riego y fortificación notablemente sofisticados.[2]​ Las ciudades portuguesas crecieron en tamaño y prosperidad a medida que el Islam retrocedió y en el siglo XIII aparecen los primeros indicios del comercio internacional portugués.[2][3]

La expansión de Portugal fue de vital importancia para la legitimación de Alfonso I como soberano independiente, reconociendo la bula papal Manifestis Probatum como "manifiestamente probados" los esfuerzos del rey por reconquistar territorio para el cristianismo y su pretensión al título de rey como digno de aprobación.[4]

  1. a b c Disney, 2009, p. 85.
  2. a b Anthony Disney: A History of Portugal and the Portuguese Empire, volume I, Cambridge University Press, 2009, p. 86.
  3. António Henriques: "The Reconquista and Its Legacy, 1000-1348" in Dulce Freire, Pedro Lains: An Agrarian History of Portugal, 1000-2000: Economic Development on the European Frontier, Brill, 2016, pp. 34-35. "In 1194, a Portuguese ship loaded with wine, honey and wood sank off Nieuwpoor, in Flanders. A Flemish text from the same period informs us that "the realm of Portugal provides honey, leather, wax, rawhides, grain, grease, oil, figs, raisings, and whale products. In the 13th and 14th centuries, England, Flanders and Normandy imported wine, olive oil, honey, salt, figs, raisings, wax and fruit from Portugal."
  4. Rosamond McKitterick, David Abulafia, C. T. Allmand: The New Cambridge Medieval History: Volume 4, C.1024-c.1198, Part 2, Cambridge University Press, 1995, p. 499.

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